6 de septiembre de 2011

Sí, sólo un abrazo.

- "¿Solo?"
- "Sí, sólo un abrazo."

Y la noche, deslunada, se hizo día...

Entendió las reglas. Las hizo suyas. Ambos sabían que podían ganar perdiendo; ó que podían perder ganando. Sin embargo, firmaron tablas. Y al menos uno de los dos se preguntó si habría más partidas, pues las tablas bien saben a poco cuando no tiene por que haber vencidos.

Ella aun desconoce cuán grande es su poder. Pero nadie mintió: él tampoco lo sabe.

No hay comentarios: