No. Gracias.
¡Pero si lo tiene todo!, ¿cuál es el problema entonces?
Puedes acallar, puedes ocultar, puedes censurar. Pero no puedes ignorar. Y mucho menos avanzar. Aun así, de intentarlo, escoge bien con quien lo intentas. Porque nadie merece heredar problemas, preocupaciones o miedos. Sobre todo si nada de ello venía en la carta de presentación. Sentirse querido es muy agradable, pero para que funcione hay que saber querer. Y para saber querer, hay que saber olvidar. Perdona. Olvida. Quiere. Al revés, duele.
El problema era él. Y frente a eso no valían excusas.