3 de julio de 2011

La comunicación horizontal

Me resulta sumamente curioso ver en prensa, medios y demás como se hacen comparaciones de todo el tema #15M y ¡Democracia Real Ya! con otros movimientos y revoluciones de la historia. Me resulta curioso porque en muchos de esos análisis se hace mención a las diferencias que existen entre los movimientos actuales y los movimientos del pasado, pero se omiten las novedades. Y desde mi punto de vista, la diferencia a nivel informativo es abismal.

Partimos de la base de que no soy historiador. De hecho, soy de ciencias. Pero las nociones de historia que tengo, los libros que he leído, las películas que he visto, etc., suelen plasmar una misma realidad: un gobierno, un rey, un status quo que no satisface a un porcentaje relevante de la población. Y unos medios al servicio del órgano de poder que genera esa insatisfacción.

Entre esos medios, siempre algún periódico o revista revolucionaria, mostrando otra realidad, evitando la censura, publicándose en la sombra. Informando al fin y al cabo. Y en medio de esas dos realidades, una población que es, de un modo u otro, manipulada.

Hasta aquí, nada diferente a la situación actual y a la guerra periodística entre unos y otros medios.

¿Qué cambia entonces? ¿Cuál es la diferencia abismal? Fácil: Internet en general, y Twitter en particular. Y ojo, no estoy diciendo nada que no se haya dicho antes, pero parece que algunos no se dan cuenta aun. En general, la comunicación ha cambiado, la incalculable cantidad de información que circula por Internet implica que periodistas, políticos y ciudadanos en general tengan que, en mayor o menor medida, estar al corriente de lo que sucede en la red. Como pasa ante cualquier tipo de evolución, hay gente más reacia al cambio. Pero imagino que también hubo reacios a ver la televión o a usar el teléfono. Y en particular, la comunicación ya no es vertical. De hecho, es menos vertical que nunca.

Antes podías estar en desacuerdo con la publicación de un periodista. E incluso podías enviar una carta al director. Pero que fuese o no publicada era algo que escapaba a tu control. Y obviamente, en un medio manipulador, es difícil publicar algo crítico. A día de hoy eso ya no es así. El periodista que haya escrito un artículo probablemente estará en Twitter. Y si no lo está, llega tarde. Eso te permite escribir una crítica y hacer que todos sus seguidores la vean. De hecho, puedes escribir una crítica y estar seguro de qué, si tiene fundamento, esa crítica será leída por una cantidad gente superior a la que leyó el artículo original. No solo eso, sino que probablemente des pie a que el periodista tenga que hacer una rectificación sino quiere ver su credibilidad en entredicho. Si le ha sucedido a Telemadrid, le puede suceder a cualquiera.

Dicho todo esto, es hora de que los medios despierten. La búsqueda del enfrentamiento mediante la manipulación está condenada a desaparecer, pues la información ya no es cosa de unos pocos. El medio que siga en esa línea está abocado al fracaso. Porque ahora cualquiera puede generar información, aportando incluso su propio material multimedia. Por tanto, la transparencia, tarde o temprano, tiene que primar. Y un mundo transparente conduce, irremediablemente, a un mundo más justo. Pero esa es otra historia.

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