Bienvenido al siglo XXI. Te ha tocado vivir la generación que trabajará más que sus padres, pero que se jubilará con una pensión menor. La generación mejor formada, pero que, con suerte, y si puede permitírselo, terminará a los 60 años de pagar una casa. La generación que verá desaparecer, poco a poco, la educación y la sanidad pública. La generación de los sueldos bajos camuflados bajo el nombre de becas y contratos de prácticas. La generación de las horas extras no remuneradas por miedo al despido. La generación que bajo la cantinela del "hay que ser más competitivos" verá reducidos sus sueldos. La generación del bipartidismo sostenido bajo un sistema electoral injusto. La generación de "la culpa es de los mercados".
Aun así, serás feliz. Tendrás tus malos momentos, pero terminarás tus estudios, te estresarás buscando trabajo y aceptarás lo primero que encuentres, a sabiendas de que "eso es lo que hay". Te consolarás con objetos como tu iPhone y tu ropa de marca, fabricados por gente que, en condiciones peores que las tuyas, ya asumió hace tiempo que "eso es lo que hay". Finalmente, sucumbiendo a la hipocresía del sistema, harás caso omiso de otras realidades, autojustificándote con un "bastante tengo con lo mío".
Y así, poco a poco, gracias al individualismo del "sálvese quien pueda" y a los efectos de felicidad efímera que aporta el consumismo, contribuirás a que los que realmente deciden que es "lo que hay" sean más libres, mientras tú, paso a paso, eres un poco más esclavo. Pero si lees esto puedes estar tranquilo, afortunadamente para ti siempre habrá alguien más esclavo que tú.
